domingo, 12 de agosto de 2012

¿Qué es contemporáneo? Disquisiciones sobre un cronotopo cultural



Una de las discusiones que siempre estará en boca de los que están en el mundo del arte (sean artistas, críticos, curadores o galleros) es ¿qué es lo contemporáneo?

Bueno, hay gente que no lo cuestiona y piensa que ya lo tiene entendido. 

- O sea wey, sabemos lo que es cool y está trendy. Sabemos la diferencia entre un do y un don't. No necesitamos darle a la gente explicaciones de lo que hacemos, decimos o pensamos porque así somos por naturaleza. Hello?

Pero para la gente que le gusta romperse la cabeza y decidir a qué o a quién sí le da o no la suficiente importancia, cuestionarse qué es lo contemporáneo es fundamental. 

En mi caso, mi formación de historiadora del arte me hace acercarme con tiento a mi contemporaneidad y a sus manifestaciones. No puedo pensar lo contemporáneo lejos de una determinación histórica y me molesta el uso de los "neos" y los "posts" sin discriminación ni detenimiento. 

Sí, me queda claro que estoy en el período del fin de las grandes narrativas lineales, de la globalización y el neoliberalismo. Pero me molesta que de repente lo contemporáneo pareciera estar en otra área, muy lejana a la historia del arte. De aquí se derivan otras posturas. 

Lo contemporáneo puede estar en cada época. 

Lo contemporáneo es lo occidental y cuando se formalizaba la disciplina de historia del arte en el siglo XIX los exploradores que viajaban por el mundo y encontraban arte de otras culturas lo admiraban como contemporáneo pero inaccesible a la comprensión. De ahí que surjan los centros y las periferias posteriormente. 

Lo contemporáneo viene después de lo moderno. (Después de 1945 o de 1960 en Occidente). Miwon Kwon se cuestiona al respecto: ¿Cual es el estado de la historia del arte contemporáneo chino? ¿Cuál es el marco temporal para dicha historia? ¿Está subordinada esta categoría a la del arte contemporáneo occidental?

Recuerdo que en varias de mis clases postura de mis maestr@s, investigadores a su vez, era (es) escribir sobre lo que ya se ha consolidado a lo largo del tiempo, porque ya hay una validación que permitió una trascendencia. En cambio, escribir sobre lo que sucede en el presente es tomado, por muchos como algo riesgoso porque no sabes si va a resultar en una pérdida de tiempo porque en unos cuantos años ya nadie lo recordará o el artista cambiará de postura, en fin, un miedo a la incertidumbre sobre el presente y el futuro, sobre el estar siendo. Comenzé estudiando historia del arte porque me interesaban las herejías y la edad media, pero conforme pasaba el tiempo me interesé por encontrar las relaciones entre eso que aprendía del pasado y mi momento actual.

Cuando tomaba mis clases de arte latinoamericano comprendí que no hay una historia monolítica del arte, sino muchas historias y espacios. El mapa es interminable y sus coordenadas son tiempo y espacio reales y virtuales. Diferentes velocidades y f®icciones surgen en dichas coordenadas.


Recientemente, de marzo a abril del 2012, la tate Modern de Londres organizó una exposición retospectiva del colectivo radical de arte Neue Slowenische Kunst (Nuevo arte esloveno) que abarcó los años de 1984 a 1992. El curador Michele Drascek presentó material de sus diferentes miembros: el grupo de música Laibach, el grupo de artes visuales IRWIN, el estudi gráfico New Collectivism y el teátro de Scipion Nascice Sisters. 
El nuevo arte esloveno surgió a principios de la década de los ochenta en Yugoslavia y es considerado como la última vanguardia del siglo XX, con arte de postura crítica ante el totalitarismo. 

Además de la exposición, Laibach ofreció un conciertoen el museo. No conozco toda la historia del "Nuevo arte esloveno" pero me parece curioso que un movimiento surgido en la década de los ochenta sea categorizado como "la última vanguardia del siglo XX". Me queda claro que se trata de un movimiento reaccionario, pero se me hace curiosa la idea de asistir a un concierto institucionalizado e imaginar a los asistentes enfundados en su look militar. El show se llamó Monumental Retro Avant-Garde, lo cual hace pensar en una ironía hacia lo monumental y vanguardista, totalmente dentro del discurso de lo posmoderno. 

En su tratamiento kitsch del militarismo, del nazismo, y del Nuevo Orden surge la duda de si esto podría traducirse, paradójicamente, a la adoración del capitalismo de occidente. Una muestra retrospectiva de este tipo y un concierto en el que las imágenes que hacen referencia a poderes crónicos y ciudades industriales en las que la fuerza del martillo es combativa, convierten todo el discurso en una nostalgia por el postpunk sólo en su facción estética. 

Aunque claro, los eslovenos en Londres que asistieron al concierto definitivamente lo "sintieron" de una manera completamente diferente que los punks con los que estuve en un bar en el centro de la Cd. de México en una fiesta en honor a Laibach meses antes de esta exposición retrospectiva. Los dos son rituales, los contextos completamente diferentes. En el bar del centro, lo que importaba era la reunión de gente con un mismo interés por una banda de música transgresora incerta en la cultura popular. En la Tate lo que importaba era el espectáculo perfectamente sincronizado entre música e imágenes. 

Laibach en un principio se hacía llamar "comunista" -y esa era la bandera de los reaccionarios en la década de los ochenta-. Y con sus apropiaciones en canciones y vídeos han puesto el dedo en la llaga, en el trauma de una época nazi que quizá aún a la fecha no se ha borrado. El reciclaje se ha vuelto una de sus credenciales y han hecho remakes de rolas de otras bandasvomo The Normal, Serge gainsbourg, DAF, o Bob Dylan. 

Al estar en concierto en la Turbine hall, laibach se muestran como unos grandes títeres que representan muy bien el papel que tuvieron en los ochenta pero que ahora ya se encuentran desfasados de su contexto: una recesión después de haberse unido a la Eurozona y una crisis de la región post- Soviética. Ya no son los artistas que shockearon a la sociedad en su momento. Quizá estén muy al tanto de ello y quizá esa sea la razón por la que incluso hayan hecho un soundtrack para una película sobre nazis en el espacio.  

Algo está claro: el arte contemporáneo lidia con la experiencia de emancipación todo el tiempo.


http://www.e-flux.com/journal/contemporary-extracts/
http://www.e-flux.com/journal/contemptorary-eleven-theses/
http://www.artnet.com/Magazine/features/kuspit/kuspit4-14-05.asp